Comunicación Matrimonial Efectiva

La comunicación está presente en todo tipo de relación -intra e interpersonal- por supuesto el matrimonio no es la excepción.

La comunicación es al matrimonio lo que el oxígeno a la vida.

Las condiciones indispensables para una buena comunicación es un real, equilibrado y suficiente conocimiento de sí mismo. Es fundamental el que la persona tenga un conocimiento de su persona, es decir, la apropiada identificación de sus emociones, así como la correcta gestión de ellas y su expresión en términos que tomen en cuenta que la forma es fondo.

Si la persona cuentas con los recursos antes mencionados, entonces será capaz de ser empático con su interlocutor, condición insondable para un verdadero reconocimiento y aprendizaje de la persona con quien se interactúa. Entonces se cumplirá el principio de que solo se puede amar verdaderamente lo que bien se conoce.

Para comunicar eficazmente, es igualmente necesario es saber escuchar (esto implica el no interrumpir), tener una escucha activa, ser consciente de que todo comunica (no siempre de manera efectiva y positiva), las expresiones faciales, corporales, los silencios, etc. Luego la precisión del: cómo me siento, qué tan claro y conciso soy al tratar un tema y no mezclar con otros o de otro tiempo, así se podrán alcanzar verdaderos acuerdos basados en el mutuo conocimiento y en el tiempo los individuos en el transcurso de la vida en común irán fusionando intereses, miras, objetivos y visiones. Harán vida la unicidad de almas, bajo la máxima "Es preferible tener conversaciones incomodas para mantener relaciones sanas".

Conviene recordar lo referente a la comunicación matrimonial efectiva en la carta a los Efesios, que a la letra dice:

“…desecha la mentira y digan la verdad unos a otros, pues somos miembros unos de otros. Si te irritas, no peques; que no se ponga el sol mientras estés irritado, para no dar así ocasión al diablo. El que robaba, que ya no robe; que trabaje con sus manos haciendo algo útil, para que pueda socorrer así al que lo necesite. No digas palabras que puedan herir, sino las que sean oportunas para edificar según la necesidad y hacer el bien a los que te escuchen. No entristezcas al Espíritu Santo de Dios, con el que fuisteis sellados para el día de la redención. Que desaparezca de entre ustedes cualquier clase de amargura, ira, cólera, gritos, maledicencia y maldad. Sean amables y compasivos entre ustedes, perdónense mutuamente como los perdonó Dios en Cristo”.

Si en tu interés está el tener una sana comunicación en tu matrimonio, ven al CAI y recibe el acompañamiento personal para poder alcanzar relaciones sanas.